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Ezequiel González discípulo de grandes maestros

19 abril, 2024

El mundo de la gastronomía neuquina es infinito, disfrutarlo a través de las historias nos lleva a descubrir la esencia misma de la cocina regional.

Ezequiel González es Embajador del Sello de Distinción de la Gastronomía Neuquina, y también es el chef de la Bodega Familia Schroeder de San Patricio del Chañar. Su viaje en el mundo culinario está marcado por una gran dedicación, pero también por un profundo llamado de su aprendizaje en su niñez por el arte de cocinar.

Ezequiel se define como «cualquiera de nosotros, como el que lee esta nota. Con la suerte de hacer lo que me gusta. Me considero un cocinero», dice con orgullo.

«Yo estudiaba medicina y me gustaba mucho, pero la verdad que me faltaba algo y siempre mis abuelas fueron de cocinar mucho, mi madre también, y evidentemente había algo que estaba en mi inconsciente, en los aromas, en los sabores», cuenta Ezequiel.

«Un día abro el diario y había un anuncio que decía que el Gato Dumas abría una escuela de cocina – yo fui de la primera camada del Gato Dumas – y enseguida dije, ¡yo me quiero anotar ahí!»

Su conexión innata con la cocina lo llevó a tomar la decisión de abandonar la medicina: «Mis viejos me dijeron vos estás loco, y bueno, no sé cómo los convencí y me ayudaron a que me anote.

Arranqué e hice dos años con el Gato Dumas, en segundo año empecé a trabajar junto con el Gato Dumas y con Guillermo Calabrese. Eran muy divertidos, y muy nutriente, trabajar a la par de ellos era como tocar el cielo con las manos, era algo como medio impensado, pero tuve la suerte de que me tocara, y la verdad, genial».

También, entre sus experiencias, Ezequiel fue cocinero en la Embajada de Brasil, donde el ritmo de trabajo se desarrollaba «más allá de la cocina, la labor iba con el ritmo del embajador, preparando desde desayunos hasta cenas, y adaptándome a eventos y reuniones de alto perfil. Aunque vivía dentro de la Embajada me encantó, me pareció una experiencia muy nutritiva».

Para Ezequiel, trabajar con los productos locales del Alto Valle es un privilegio. «El Alto Valle es tremendo la variedad de productos, de productos que hay, está buenísimo hay cantidad, tenés desde frutas, hierbas, carnes, frutos secos, es casi infinita la variedad de productos que tenés acá».

Desde el exquisito aceite de oliva hasta los tomates frescos de temporada, Ezequiel destaca la calidad y diversidad de los ingredientes locales: «Hoy tenemos un aceite de oliva de primera, sin ir más allá, bueno, se está terminando la temporada de tomates, pero hay unos tomates geniales que están acá en Centenario, tenemos un productor de queso como Mauricio Couly, que hoy por hoy es uno de los mejores quesos de la Argentina, de Latinoamérica».

Con un enfoque en la cocina de proximidad, Ezequiel celebra la riqueza culinaria de la región. «En un radio de entre 30 y 50 kilómetros podés hacer un montón de cosas, hay muchos buenos vinos, hay sidra, hay buenos tomates y con los quesos y las hierbas frescas que tienen las chicas de Gota, productores de carne también, o sea que, está toda a la mano».